De acuerdo a cálculos de Grand Review Research, el mercado mundial del Open Banking al cierre de 2021 era de más de 16,000 millones dólares anuales. De igual modo, hay una proyección de tasa de crecimiento anual compuesto de casi 27% para 2030, cuando se espera que el tamaño del subsector alcance los 135,000 millones de dólares a nivel internacional. Por eso hoy queremos hablar de la legislación de Open Banking.
“El crecimiento del Open Banking es enorme a nivel mundial, pero en América Latina durante 2022 hubo un desarrollo impresionante. Esto ha detonado en la región un interés genuino por establecer marcos regulatorios para la banca abierta, como parte del ecosistema fintech, que catapulten su desarrollo y posicionen a Latam como pionera en modelos de Open Banking y Open Finance a nivel mundial”, explica Nick Grassi, Co-CEO de Finerio Connect.
Según registros del Banco Interamericano para el Desarrollo (BID), el ecosistema fintech creció en América Latina más de 112% entre 2018 y 2021; en total, al inicio de este 2022 había más de 2,482 empresas fintech en la región. Esto representa 22.6% de la industria a nivel mundial. Y en América Latina, la mayoría se concentra en Brasil, con 31%, y en México con 21%; le siguen Colombia con 11% y Chile que acapara 7% del sector.
Año de avances en la legislación de Open Banking
La región ha dado visos de las posibilidades de marcos normativos fintech y Open Banking vanguardistas. Y particularmente en 2022 ha habido avances considerables en materia de legislación de Open Banking en Chile, Brasil y Colombia. En Chile, por ejemplo, apenas en octubre pasado se aprobó un proyecto enfocado en toda la industria y la banca abierta en su conjunto.
“Ésta es la ley más avanzada de toda Latinoamérica, ha dejado un claro precedente en la región por su carácter de obligatoriedad, de tal modo que su aplicación es promovida por el Estado y así el crecimiento del ecosistema ha sido significativo”, añade Pablo Vicencia, Manager de Ventas de Finerio Connect en Chile.
Por su parte, Colombia cuenta con una legislación igualmente de avanzada que requiere de leyes secundarias para terminar de implementarse. Actualmente, la Superintendencia Financiera tiene ocho meses para definir cómo es que funcionará el sistema completo con la incorporación de un modelo de Open Banking en el país.
“Colombia es un claro ejemplo de cómo el regulador logró involucrar a distintos actores del ecosistema, el resultado es lo que vemos hoy: un modelo robusto y eficiente. Pero quizá su mayor logro es que este modelo ha permitido que las instituciones financieras tengan claridad de cómo funciona el modelo y cuáles son sus beneficios, así la banca ha optado por una postura más favorable, es decir, no se trata sólo de un requisito que deben cumplir, sino que quieren cumplir porque conocen sus alcances”, añade Jorge López, Manager de Ventas de Finerio Connect en Colombia.
Lo que está por venir
En Brasil, a partir de 2022 el Consejo Monetario Nacional ya autorizó a las fintech de crédito para que inicien transacciones de pago, sin la necesidad de que se cree una empresa nueva para prestar el servicio. Esta modificación al marco regulatorio permite que el Open Banking avance como un modelo integrador para todo el ecosistema financiero en términos tecnológicos.
“En Brasil el regulador es el Banco Central, se trata de una institución que cuenta con la confianza de las instituciones financieras y de los usuarios, lo que ha permitido que la regulación sea calificada como segura y confiable, y que el intercambio de datos entre instituciones se dé en los mismos términos”, asegura Roberta Ferro, Head of Expansion en Brasil de Finerio Connect.
En México la llamada ‘Ley Fintech’ entró en vigor desde 2018 y en buena medida funciona para crear redes de seguridad y certificación de empresas en el ecosistema, particularmente para que los usuarios sientan tranquilidad al usar productos del sector. Sin embargo, las leyes secundarias que están enfocadas al Open Banking aún requieren de implementación tecnológica y de una verdadera apertura transparente de datos en el sector.
“En México se han dado pasos importantes hacia la consolidación de un ecosistema fintech que opere con marcos regulatorios que incentiven su crecimiento en pro de las empresas y de los usuarios. Aún falta mucho por hacer en materia de Open Banking, pero en la medida en que esto se concrete el panorama para el país y para la región serán mucho más favorables, sobre todo de cara a un año complejo como será el 2023”, concluye Grassi.