El crecimiento de la competitividad en el entorno financiero ha logrado que la banca tradicional se interese en ofrecer nuevos modelos de servicio a sus usuarios: como resultado, los bancos digitales han hecho su aparición. Y es que a partir de estrategias digitales se ha logrado integrar a más personas a procesos más ágiles y con mayores beneficios.
¿Romper la estructura?
La agregación de nuevos usuarios en los bancos tradicionales es actualmente un tema complejo, pues a causa de un sistema financiero accidentado en el pasado (mismo que causó severas crisis), las instituciones dudan sobre la posibilidad de ofrecer sus servicios a los más recientes solicitantes.
Si pensamos en que las instituciones que ofrecen servicios financieros mantienen plataformas arcaicas, es fácil conocer el porqué de la disminución en el número de personas que se integran a sus modelos. Por supuesto, esto no es culpa de alguien en particular, sino más bien el resultado de diversos escenarios políticos y económicos.
¿Qué significa romper la estructura? Desde luego, no es una invitación al “borrón y cuenta nueva”. En este caso, se habla, mejor dicho, de acabar con la rigidez que ha dañado la adaptabilidad de la banca tradicional ante el nuevo panorama de las finanzas.
Mudar hacia un modelo de servicios financieros digitales representa una oportunidad para todas las partes interesadas de crecer y caminar hacia el futuro. Por parte de las instituciones, las ventajas aparecen casi por antonomasia, mientras que para usuarios y clientes representa un ejercicio de inclusión financiera.
Consumidores
Los consumidores buscan una experiencia online más allá de un servicio a través de una banca digital. Es por eso que algunos bancos han comenzado a crear instituciones alternas o paralelas que satisfagan las necesidades de sectores particulares.
Algunos prestamistas proveniente de instituciones tradicionales han optado por opciones digitales a partir de estrategias de banco que van más allá de los modelos híbridos.
Esto quiere decir que no se trata únicamente de integrar soluciones digitales que “faciliten”, por ejemplo, el pago de servicios, sino de crear modelos financieros digitales nativos; no porque el primer procedimiento sea imposible, sino porque iniciar desde cero resulta mucho más rentable y con resultados visibles a corto tiempo.
¿Ser tu propia competencia?
Por supuesto, para la banca tradicional, este modelo representa un riesgo que prefiere no correr al primer silbatazo. Sin embargo, existen casos de éxito que han revelado la viabilidad de mantener a la institución en sus bases tradicionales y, a la par, crear un banco digital. En México, en Latinoamérica y en general en todo el mundo, esto ha llevado a la creación de una cultura contemporánea del manejo y entendimiento de las finanzas desde nuevos panoramas.
Con los bancos digitales aparece una alternativa que permite desglosar oportunidades para todas las personas, mientras la competencia se vuelve más justa y con mejores resultados para todos.